En cada temporada de lluvia, el hogar de Jane Kabugi se ve atacado. Las lluvias torrenciales tan desesperadamente requeridas en la parte baja de la cuenca para satisfacer la creciente demanda de energía hidroeléctrica de Kenia – y las necesidades de agua de Nairobi – literlamente han destruido su hogar y su finca.
“Llegó un momento en que casi pierdo mi casa; estaba empezando a agrietarse”. Un ingeniero vino y dijo “si quiere salvar su casa, necesita un agarre firme para que el suelo se mantenga”, nos cuenta.
Al igual que el 90% del millón de agricultores en la región del Tana en Kenia, noroeste de Nairobi, Jane siembra cultivos en una zona de laderas empinadas. Explica:
“Nuestro suelo es muy blando. Así que cuando llueve, la lluvia tiende a arrastrar el suelo. Si aplico abono, se lo lleva; si aplico fertilizantes, se los lleva”. Más allá de solo afectar los hogares y medios de vida de los agricultores, las repercusiones en la parte baja están amenazando los suministros de agua y energía.
@fredkizito @CIAT_ talking live on @cnbcafrica taking about #NairobiWaterFund @Nature_Africa pic.twitter.com/hNNXNkTm8j — Stephanie Malyon (@StephanieMalyon) March 20, 2015
En marzo de 2015, el CIAT se unió a The Nature Conservancy y otros socios para lanzar el Fondo de Agua Tana-Nairobi – el primero de su clase en África. El Fondo salvaguardará a una de las zonas agrícolas más productivas de Kenia y además protegerá una cuenca hidrográfica que abastece el 60% de la producción de energía del país y agua para más de 9,3 millones de personas.
El Fondo de Agua Tana-Nairobi es un esquema público-privado que reúne a grandes compañías, empresas de servicios públicos, grupos conservacionistas, gobierno, investigadores y agricultores. El Fondo busca aumentar la productividad agrícola en la parte alta, mejorando a su vez el abastecimiento de agua y reduciendo los costos de energía hidroeléctrica y agua limpia para los usuarios en la parte baja. El Fondo está diseñado para generar US$21,5 millones en beneficios a largo plazo para los ciudadanos kenianos, incluidos agricultores y negocios.
Si logra tener éxito, el Fondo podría sentar las bases para proyectos de “pagos por servicios ambientales” en todo el continente. Los usuarios de la parte baja, como Coca-Cola, cervecerías de África oriental y empresas de servicios públicos, le pagarán a los “guardianes” de la parte alta para implementar medidas estratégicas, como la siembra de árboles, terrazas y riego por goteo, para proteger la cuenca en la parte alta.
Africa’s 1st Water Fund will bring $21.5m in benefits for Kenyans http://t.co/m1YBze9mIC #NairobiWaterFund #LoveWater pic.twitter.com/EojvEVupIE — TNC Africa (@Nature_Africa) March 20, 2015
La investigación ha tenido una importante función en el desarrollo del Fondo de Agua Tana-Nairobi y es vital para asegurar que el Fondo genere los beneficios que este promete. Con el apoyo del Programa de Investigación de CGIAR sobre Agua, Tierras y Ecosistemas (WLE, por sus siglas en inglés), el CIAT empleó su experticia para detectar y mapear cambios en el uso de la tierra para aportar recursos de información para inversiones selectivas que buscan prevenir daños considerables al ecosistema.
Al proteger los escenarios que muestran cambios en el uso de la tierra, los socios que trabajan en el terreno pueden asesorar a los agricultores sobre intervenciones agrícolas inteligentes y posibles alternativas de diversificación. Por ejemplo, si las praderas – que actualmente cubren el 25% de las cuencas prioritarias del río Tana – se vuelven más adecuadas para la agricultura, entonces será crucial asesorar a los agricultores sobre las prácticas de manejo necesarias para evitar el arrastre del suelo y una mayor sedimentación.
“Detectar y predecir las causas de la sedimentación es apenas parte del trabajo”, señala Fred Kizito, científico de suelos del CIAT. “Solo si monitoreamos el impacto de las intervenciones dirigidas a diferentes zonas dentro de la cuenca, podemos saber si el Fondo de Agua está cumpliendo sus promesas”.
Trabajando en alianza con la Autoridad de Kenia para el Manejo del Agua y los Recursos, el CIAT cuantificará la calidad del agua en tiempo real en puntos específicos a lo largo de la cuenca. Científicos del Centro también aportarán información para la toma de decisiones sobre las opciones de manejo de la tierra midiendo la efectividad de distintas intervenciones – como las terrazas y las franjas de pastos – de manera que se puedan ajustar a las necesidades de zonas específicas de la cuenca.
Las medidas de intervención ya están ayudando a Jane a proteger su hogar y su medio de subsistencia. En enero de 2014, conoció el Programa de Desarrollo Comunitario de Agricultura Sostenible (SACDEP, por sus siglas en inglés), un socio del Fondo de Agua. Como parte de un esquema piloto que hace posible que 5.000 agricultores en la parte alta de la cuenca adopten medidas de conservación, SACDEP enseñó a Jane cómo proteger su suelo cavando zanjas y sembrando árboles, bambú y pasto Napier.
“Cada zanja la hago de al menos 1,20 metros de profundidad. Pero esta tiene menos de 6 pulgadas. Ha sido cubierta por agua y suelo de la parte superior de mi finca. Si no estuvieran las zanjas, mi suelo habría sido arrastrado y arruinado el agua en el río, llevándose todo el fertilizante y abono que me he esforzado en ponerle”, explicó Jane.
Jane, una empleada jubilada del Ministerio de Agricultura, es hoy por hoy una “guardiana” de la parte alta. Ella comparte lo que ha aprendido con otros agricultores de su área, de modo que puedan proteger sus fincas y evitar que el suelo, abono y fertilizante sean arrastrados, contaminando el río para los usuarios de la parte baja. Con el lanzamiento del Fondo, los socios se dirigirán a miles de agricultores en toda la cuenca para proporcionarles capacitación y apoyo para implementar técnicas que salven el suelo.
Para conocer más acerca de la erosión del suelo en la cuenca del río Tana: